El nuevo canciller argentino, Gerardo Werthein, declaró que en su país hay una sola política exterior, la que traza el presidente Javier Milei, expresión que no dejó dudas acerca del futuro acercamiento de Buenos Aires con Washington y Tel Aviv, así como del papel que desempeñaría el país suramericano como punta de lanza de potencias hegemónicas contra naciones soberanas e independientes.

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Tras ser investido la víspera al frente del Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto, luego de que Milei cesara a la excanciller Diana Modino, Werthein expresó: «En nuestro país hay una sola política exterior: la que define el Presidente, y todo el equipo de la Cancillería estará alineado con esa visión».

Añadió: «Modernizaremos nuestra diplomacia y optimizaremos los procesos para que Argentina brille en la escena global, asegurando una transición ordenada». «Trabajaré siempre junto al Presidente por el bienestar de todos los argentinos», concluyó.

El nuevo canciller, quien fue embajador en los EE.UU., proviene de una de las familias más ricas de Argentina, fue vicepresidente del Comité Olímpico Internacional y, de acuerdo con medios locales, intermedió en las relaciones de Buenos Aires con Washington y el Fondo Monetario Internacional.

Este miércoles, el presidente argentino Javier Milei designó a Werthein al frente de la Cancillería tras cesar a Diana Mondino por votar a favor del levantamiento del bloqueo contra Cuba. Resulta conocida la cercanía de Milei con la Casa Blanca y el Estado sionista de Israel.

Luego del anuncio de la toma de cargo por Werthein, la oficina de Milei emitió un comunicado afirmando que el diplomático «liderará la continuidad de las transformaciones en política exterior argentina».

«La Argentina atraviesa un período de cambios profundos, y esa nueva etapa exige que nuestro cuerpo diplomático refleje en cada decisión los valores de libertad, soberanía y derechos individuales que caracterizan a las democracias occidentales», afirmó la administración de Milei haciendo referencia a los países que el mismo mandatario en su discurso ha catalogado como «dictaduras».

Del mismo modo, se afirma allí que Argentina «defenderá los mencionados principios en todos los foros internacionales en los que participa», y se anuncia que el Poder Ejecutivo «iniciará una auditoría del personal de carrera de la Cancillería, con el objetivo de identificar a impulsores de agendas enemigas de la libertad», en otros palabras una purga en la Cancillería.

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